¿Sumisión o Revolución?

Permítaseme abordar la disyuntiva con la ayuda de nuestro amigo Simón Bolívar. Hay gente que se molesta porque invoco al compadre Libertador, pero ni modo, seguiremos apelando a la vigencia de sus ideas, aunque algunos tengan que chuparse una urupagua cruda.

El 4 de agosto, día anterior a su predicción antiimperialista contra Estados Unidos, El Libertador escribió a Mariano Montilla, una severa -y certera- advertencia sobre el devenir de nuestros pueblos: "Si la América no vuelve sobre sus pasos… bien poco hay que esperar respecto a la consolidación de sus gobiernos; y un nuevo coloniaje será el patrimonio que leguemos a la posteridad".

Catorce años antes, en Kingston, reveló la esencial contradicción (dialéctica) entre reformadores y conservadores; confrontación de la que surgen los sistemas políticos, que serán justos y liberadores si la correlación de fuerzas favorece a los primeros, o retrógrados y opresores si se imponen los segundos. Esa ha sido la esencia de la política hasta nuestros días.

En esa Carta de Jamaica denunciaba con nitidez que "los americanos, en el sistema español" que estaba "en vigor", no ocupaban "otro lugar en la sociedad que el de siervos propios para el trabajo, y cuando más, el de simples consumidores". Sistema que el nuevo coloniaje pretende eternizar, a veces con mecanismos sofisticados, otras, como constatamos hoy, con la amenaza y el chantaje, el cepo y el latigazo, como símbolos crueles y absurdos de la brutal opresión.

En nuestro continente hay naciones que, en la segunda mitad del siglo XX, fueron sometidas a regímenes de terror, instalaron en el colectivo "el hábito a la obediencia… un principio de adhesión que parecía eterno… apego forzado por el imperio de la dominación". Ahora, al presente… "la muerte, el deshonor, cuanto es nocivo, amenaza y temen".

Pero, "el velo se ha rasgado, ya hemos visto la luz y se nos quiere volver a las tinieblas, se han roto las cadenas; ya hemos sido libres y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos. Por lo tanto, (una parte de) la América combate con despecho, y rara vez la desesperación no ha arrastrado tras sí la victoria."

Hay quienes parecieran petrificados en la época colonial: "la posición de los moradores del hemisferio americano ha sido, por siglos, puramente pasiva: su existencia política era nula. Estábamos en un grado todavía más bajo de la servidumbre, y por lo mismo con más dificultad para elevarnos al goce de la libertad…El alma de un siervo rara vez alcanza a apreciar la sana libertad: se enfurece en los tumultos o se humilla en las cadenas…tal es la suerte de los vencidos, aunque sean dioses."

"Seguramente la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración. Sin embargo, nuestra división no es extraña, porque tal es el distintivo de las guerras civiles formadas generalmente entre dos partidos: conservadores y reformadores. Los primeros son, por lo común, más numerosos, porque el imperio de la costumbre produce el efecto de la obediencia a las potestades establecidas; los últimos son siempre menos numerosos, aunque más vehementes e ilustrados. De este modo la masa física se equilibra con la fuerza moral, y la contienda se prolonga siendo sus resultados muy inciertos."

"Lo que puede ponernos en actitud de expulsar a los opresores y de fundar gobiernos libres en Nuestra América: es la unión, ciertamente; más esta unión no nos vendrá por prodigios divinos, sino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos."

"Cuando los sucesos no están asegurados, cuando el estado es débil y cuando las empresas son remotas, todos los hombres vacilan, las opiniones se dividen, las pasiones las agitan y los enemigos las animan para triunfar por este fácil medio."

"Representaros la historia Militar de Venezuela, sería recordaros la historia del heroísmo republicano entre los Antiguos; sería deciros que Venezuela ha entrado en el gran cuadro de los Sacrificios hechos sobre el Altar de la Libertad. Nada ha podido llenar los nobles pechos de nuestros generosos guerreros, sino los honores sublimes que se tributan a los bienhechores del género humano. No combatiendo por el poder, ni por la fortuna, ni aún por la gloria, sino tan solo por la Libertad, títulos de Libertadores de Repúblicas, son sus dignos galardones."

"Incapaz de alcanzar con sus armas (coerción y chantajes) nuestra sumisión, recurre el imperialismo a su política insidiosa: no pudiendo vencernos ha querido emplear sus artes suspicaces…Un Gobierno que ya no quiere dominios, sino desiertos; ciudades, sino ruinas; vasallos, sino tumbas. En el régimen absoluto del imperio decadente, el Poder abusivo no admite límites. La voluntad del déspota es la ley suprema ejecutada arbitrariamente por los Subalternos que participan de la opresión organizada en razón de la subordinación de que gozan."

"Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza, y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga abusan de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la Libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la Justicia." Y se hacen llamar "libertarios", los que en realidad son liberticidas.

"Entumidos sus miembros por las cadenas, debilitada su vista en las sombras de las mazmorras, y aniquilados por las pestilencias serviles. ¿Serán capaces de marchar con pasos firmes hacia el augusto Templo de la Libertad? ¿Serán capaces de admirar de cerca sus espléndidos rayos y respirar sin opresión el éter puro que allí reina?" El hábito de la dominación los hace insensibles a los encantos del honor y de la prosperidad nacional, y miran con indolencia la gloria de vivir en el movimiento de la Libertad, bajo la tutela de Leyes dictadas por su propia voluntad." Llaman democracia a un ritual cada vez más artificioso de elites encumbradas, más vacío de debate, donde la participación ciudadana se reduce al voto manipulado por campañas robotizadas. Importan más los hipócritas principios superfluos de la supuesta separación de poderes, cuando el poder real se concentra en un puñado de explotadores, funcionariado mercenario, todos adictos al supremacismo imperialista. ¿Y los pueblos?

Lograda la Independencia del colonialismo añejo, "nuestras manos fueron libres, y todavía nuestros corazones padecían las dolencias de la servidumbre. El hombre, al perder la Libertad, decía Homero, pierde la mitad de su espíritu."

"Los códigos, los sistemas, los estatutos por sabios que sean, son obras muertas que poco influyen sobre las sociedades: hombres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados constituyen las Repúblicas."

"El progreso de las luces es el que ensancha el progreso de la práctica, y la rectitud del espíritu es la que ensancha el progreso de las luces."

Teoría revolucionaria, conciencia social, praxis transformadora, solidaridad, irreverencia frente al modelo imperialista decadente, verdadera independencia y autodeterminación, utopía civilizatoria descolonizada y no patriarcal. Es el desiderátum de nuestros pueblos.

La derecha está clara, va arrolladora con su plan recolonizador, nuevo coloniaje, nueva esclavitud; pero lo que realmente escandaliza es que entre los "progresistas", los "de avanzada", haya políticos tan descaradamente sumisos, que se conforman con ser ceros a la izquierda. Es lo más cerca que se atreven a llegar.

¿Sumisión o Revolución? No hay más opciones.



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Yldefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

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