Dedicado a lo periodistas y comunicadores de Venezuela en su día
En la cálida mañana del 27 de junio de 1818, un nuevo periódico, el Correo del Orinoco, fundado por el propio Libertador Simón Bolívar, irrumpió en las tierras venezolanas con la verdad necesaria. En su primera plana, dos noticias resonaron desde un lugar remoto de los llanos guariqueños: San José de Tiznados, un pequeño pueblo hoy cargado de historia, se convirtió en protagonista de la gesta independentista. Allí, entre los hatos y los ríos, se escribieron páginas cruciales de la lucha por la libertad. He aquí las dos primeras noticias del legendario periódico que señala la fecha del Día del Periodista en Venezuela.
El Cuartel General en San José de Tiznados
El 13 de abril de 1818, San José de Tiznados acogió al Libertador. "S. E. estableció su Cuartel General en San José de Tiznados", anunció el Correo del Orinoco, dando cuenta de un movimiento estratégico en la Campaña del Centro. Bolívar, tras replegarse desde Calabozo —a unos 45 kilómetros—, llegaba a este pueblo fundado en torno a 1729, en tierras de los Bolívar-Palacios, dueños del Hato El Totumo. Este vasto dominio se extendía desde la llamada hoy población Laguna de Piedras hasta la ribera este del río Tiznados en San José
Los primeros pobladores de San José de Tiznados fueron negros libres, cimarrones venidos de La Victoria y Valencia, trabajadores de las fincas aledañas. Bolívar, con su genio táctico, eligió un sitio conocido como el Rincón de Los Toros, a dos kilómetros del pueblo, por su cercanía al río y su posición estratégica. Allí instaló el Cuartel General del Ejército Libertador. Venía de Calabozo, donde los patriotas habían saboreado la victoria el 12 de febrero y en El Sombrero el 16 del mismo mes. Sin embargo, la derrota en la Puerta de San Juan de Los Morros, el 16 de marzo, y el empate en la Batalla de Ortiz, el 26 de marzo, habían detenido su avance hacia Caracas. En Tiznados, Bolívar esperaba reunirse con José Antonio Páez, que operaba desde San Francisco de Tiznados, a apenas 17 kilómetros, para reagrupar fuerzas y trazar el próximo paso.
El zarpazo realista en el Rincón de Los Toros
La segunda noticia del Correo del Orinoco estremeció a los lectores: "300 Cazadores, que se hallaban acampados en el Rincón de Los Toros, fueron sorprendidos y dispersados por el Comandante López". Lo que parecía un simple reporte de un enfrentamiento era, en realidad, el relato de uno de los atentados más audaces contra Simón Bolívar en plena Guerra de Independencia. No fue solo un ataque; fue una batalla encarnizada, un intento meticulosamente planeado por los realistas para decapitar la causa patriota. Los españoles, convencidos de que Bolívar era el alma de la revolución, infiltraron sus filas y lanzaron un golpe preciso en el Rincón de Los Toros.
La noche del 17 de abril, que corría tranquila, se llenó de violencia. Los 300 cazadores patriotas, los más cercanos a Bolívar, fueron sorprendidos en su campamento; muchos murieron en aquel lugar. En el caos, la figura del afrodescendiente Leonardo Infante emergió en la que parecía la hora final del gran héroe. Su valentía salvó al Libertador de una muerte meticulosamente preparada. Bolívar, ileso, resucitó en el Rincón de Los Toros y comprendió que los realistas no cesarán en su empeño por eliminarlo. Su capacidad organizadora y su visión unificadora lo convertían en el blanco principal del enemigo.
El eco de San José de Tiznados en la gesta libertadora
Aquellos cinco días en San José de Tiznados, en abril de 1818, marcaron un punto de inflexión. Simón Bolívar, cavilando en la sabana llanera, rumbo a Apure, decidió posponer la toma de Caracas y consolidar Angostura como capital provisional de Venezuela. Desde allí, la lucha continuaría, como informó el Correo del Orinoco. El atentado en el Rincón de Los Toros no solo frustró los planes realistas, sino que fortaleció la determinación de los patriotas y la figura de Simón Bolívar, como se vería al año siguiente en Boyacá.
San José de Tiznados, aquel pueblo de llaneros, cimarrones y trabajadores, se erigió como un bastión efímero pero crucial del Ejército Libertador. En sus tierras, las de la Negra Matea, Bolívar encontró refugio y claridad para reorientar la guerra. El Correo del Orinoco lo proclamó al mundo: Tiznados no era solo un punto en el mapa, sino un símbolo de resistencia, un lugar donde la libertad gritó con fuerza a través del corazón de los llanos guariqueños.
San José de Tiznados, testigo silente de aquellos días de abril de 1818, permanece en la memoria como un capítulo vivo de la epopeya que forjó la nación venezolana. Fue la primera noticia del Correo del Orinoco