A Diosdado se le ve con regularidad tratando de enfrentar a la delincuencia que acosa en diversas manifestaciones a nuestro, país. Casi que podemos decir que es difícil encontrar funcionarios de alta responsabilidad que no hayan caído en esta perversión sin que hasta ahora tengamos una buena explicación de la misma aunque siempre se emprenden acciones para atacarla, generalmente cuando el mal ya está hecho.
Para los marxistas la delincuencia es un producto sistémico del capitalismo lo que quiere decir que es el resultado del funcionamiento de todo el sistema, en su conjunto, por lo tanto es un producto natural del sistema, un producto más.
Sistémico también quiere decir que la delincuencia no es el resultado de una o dos variables sociales y/o económicas o características personales por lo que debemos pensar que su solución debe encontrarse en una solución integral sistémica.
Es así que en la visión marxista, la delincuencia no es un problema individual o causado por factores aislados, como factor determinante aunque al final tiene ahí su expresión, sino una manifestación de desigualdades estructurales dentro del sistema capitalista ya que la propiedad privada, la explotación laboral, la explotación del consumidor y la explotación mediática, y la concentración de riqueza en sectores burgueses y comerciales privilegiados, generan condiciones que empujan a ciertos sectores e individualidades a la marginalidad, al desorden mental y, en algunos casos, a la delincuencia.
Por ello proponemos que visto desde esta perspectiva, la solución no sea únicamente reforzar la seguridad o realizar los operativos, inteligentes y eficaces que se realizan, sino plantear la mejora de los aspectos económicos específicos, sociales, políticos, de proyección personal para transformar el sistema en su totalidad, eliminando las condiciones que perpetúan la exclusión y la desigualdad. Claro este es el objetivo de una revolución, por lo que solo algunos sectores y algunos políticos revolucionarios tienen el enfoque y forjan las medidas necesarias, profundamente sistémicas para buscar y alcanzar una transformación social integral, que tiene por lo tanto que ser necesariamente socialista.
El sistema capitalista crea las condiciones estructurales que conducen a la criminalidad, al fomentar la desigualdad, la explotación y la alienación Esta disparidad se traduce en condiciones de vida precarias para amplios sectores de la sociedad, donde el acceso a recursos básicos y oportunidades es limitado y donde la criminalidad surge sistemáticamente y no como un efecto secundario ni como un problema aislado. Quedarse en las soluciones policiales o evita atacar el problema de raíz, y más bien lo perpetúan al no modificar las condiciones que lo originan.
En última instancia tampoco, la criminalidad es un problema que podemos identificarlo como algo inherente a la naturaleza humana, sino una consecuencia de un modelo socioeconómico que fomenta la desigualdad.
La delincuencia como una forma de obtener riquezas fáciles y rápidas lleva a que también en los sectores más adinerados se conciban formas de delincuencia aunque sus delitos suelen estar relacionados con fraude financiero, evasión de impuestos, corrupción o incluso manipulación de mercados. Es difícil ver a alguien del Country Club robando celulares en el Metro.
Los delitos burgueses tienen impactos masivos en la economía y la sociedad, pero a menudo son menos visibles que los delitos callejeros aunque afectan a miles de personas e inclusive a naciones enteras, como es el caso de Argentina o del narcotráfico.
El delito es desde una perspectiva marxista, otra manifestación de la lucha de clases, donde quienes tienen el poder económico pueden delinquir de maneras que les beneficien sin enfrentar las mismas consecuencias que aquellos en situaciones de pobreza. La forma en que el sistema legal trata estos delitos también es un tema de debate, pues no siempre se persiguen con la misma severidad.
En Venezuela creo que debemos tomar en cuenta estos aspectos.