2 de junio de 2025.- La sureña región italiana de Sicilia se mantiene hoy en alerta ante una nueva erupción del volcán Etna, el más activo de Europa, con intensas explosiones y flujo de lava en su cráter sureste, señala un reporte.
Un parte emitido esta mañana por el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV), divulgado en el sitio digital del diario Corriere della Sera, señala que parte de ese cráter volcánico se derrumbó, mientras las nubes que emanan del mismo alcanzan unos cinco kilómetros de altura, y se dispersan en dirección oeste-suroeste.
Ante tal situación, el sistema de Aviso del Observatorio de Volcanes para la Aviación (VONA) decretó la alarma en el nivel rojo, el máximo previsto en su escala, aunque por el momento se mantiene en operaciones el Aeropuerto Internacional Vincenzo Bellini, de la vecina ciudad de Catania.
Desde un punto de vista sísmico, los valores de amplitud del temblor son actualmente altos, con tendencia a aumentar, aunque se limitan a las altitudes de la cumbre del volcán, concretamente en la zona del cráter sureste, a unos dos mil 900 metros de altura y muy lejos de núcleos habitados.
Los rugidos del volcán se sienten en todos los municipios de las laderas del Etna, indican los observadores, quienes señalan que la liberación masiva de humo y material volcánico fue causada por un flujo piroclástico, probablemente producido por el colapso de material en el flanco norte del cráter sureste.
Los flujos piroclásticos, uno de los fenómenos volcánicos más peligrosos, caracterizados por ser corrientes de alta densidad compuestas por gases calientes, cenizas y fragmentos de roca que se desplazan rápidamente por las laderas, se vierten hacia el Valle del Bove, una de las zonas más afectadas por las erupciones del Etna.
Estos flujos pueden alcanzar velocidades superiores a los 100 kilómetros por hora y temperaturas de hasta mil grados centígrados, lo que los hace extremadamente destructivos y letales para cualquier forma de vida a su paso.
Este nuevo evento pone de relieve la importancia de la concienciación pública sobre los riesgos asociados a la actividad volcánica así como de la vigilancia continua que se realiza mediante un complejo sistema que incluye el análisis de las señales infrasónicas y clinométricas.
Estas se realizan con dispositivos capaces de medir las variaciones de inclinación de la superficie terrestre con extrema precisión, y son muy útiles para monitorear las deformaciones en áreas volcánicas, por lo que representan un método rápido para identificar y estudiar precursores de actividad eruptiva. Se mantiene en máxima alerta la red de equipos de ese tipo que monitorean al volcán siciliano, con clinómetros de burbujas electrónicos instalados en pozos de entre 10 y 30 metros de profundidad, a los que se une el ubicado en el observatorio Pizzi Deneri, a dos mil 830 metros sobre el nivel del mar, precisa la fuente.
