Ahí vienen los deslegitimadores deslegitimados

La oposición golpista y fascista con un conjunto de escribidores se han tomado el papel de ser ellos quienes dan el visto bueno a las acciones que se realizan en Venezuela, principalmente para desaprobar las que realice el Gobierno Nacional.

Entre esas acciones desaprobadas permanentemente se encuentran las elecciones, de cualquier tipo que se realicen en el país, básicamente por no estar aprobadas por los lineamientos políticos de sometimiento del país, que les llegan desde el Norte de las quimeras.

Lo incongruente de esta posición es que las elecciones son la quintaesencia de la democracia en cualquiera de sus expresiones, siendo prácticamente la única práctica democrática en la democracia burguesa. Por ello genera suspicacia la desaprobación de nuestros procesos electorales ya que lleva a suponer que detrás de ello se esconde una dictadura dominada por extranjeros.

En nuestra democracia participativa y camino al socialismo, es estructurante la participación del pueblo en los procesos electorales, pues garantiza la legitimidad del sistema político bolivariano y chavista y por sobre todo el ejercicio de la soberanía popular. Al deslegitimar a las elecciones deslegitiman a sus electores que es básicamente el pueblo.

Es por ello que abstenerse de votar y posteriormente cuestionar los resultados coloca a la derecha vende patria en un aprieto ético y politico de máxima significación.

La democracia supone el compromiso de sus ciudadanos en la configuración de las decisiones colectivas por lo que no participar en una elección y luego impugnar sus resultados es necesariamente una postura contradictoria, dado que el proceso electoral representa el mecanismo institucional a través del cual se manifiesta la voluntad general y en el cual el pueblo de Venezuela no es que va a ser representado sino que va llegar a ejercer directamente el poder, que se cumpla así la consigna socialista, el pueblo al poder, queremos que los candidatos sean trabajadores reconocidos, no burgueses mayameros o protegidos de partidos políticos.

Así que el cuestionamiento de los resultados y desacreditar a los que participaron en el, sin haber intervenido en el proceso revela la falta de involucramiento con el sistema democrático, pues implica rechazar una vía legítima de participación al tiempo que se critica sus desenlaces. Es la actitud típica de los derrotados y soberbios.

Es que esta abstención fascista y vende patria no es una forma de expresión política válida ya que no corresponde a una postura crítica frente a las opciones disponibles o al funcionamiento del sistema electoral, tal como expresan opositores que si participan en el proceso electoral, que manifiestan su descontento lógico, con determinados aspectos del proceso.

Esta crítica fascista no es legítima, pues no tiene la relevancia de quienes han intentado incidir en el proceso democrático, aportando alternativas y defendiendo principios con acciones concretas.

Estos deslegitimadores están deslegitimados.

La coherencia entre el ejercicio del derecho y la demanda de cambios es lo que fortalece la calidad democrática de una sociedad, y esto se convierte en una contradicción vacía, engañadora, pues no esta respaldada por acciones que busquen construir alternativas viables, por lo que la crítica se reduce a una negación sin propuesta.

La clave radica en la coherencia entre el discurso y la acción. Y esta coherencia viene dada por vivir en Venezuela, sufrir con Venezuela, luchar por ella, su independencia y su bienestar, no solo querer a su tierra y su gente sino también amarla, lo cual nos convierte en venezolanos legítimos.

Oscar Rodríguez Estrada 25 de mayo de 2025



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Oscar Rodríguez E


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