La guerra de Ucrania: ¿El laberinto de Trump y la ceguera de Occidente?

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A pesar del deseo del presidente estadounidense Donald Trump de poner fin a la guerra en Ucrania, sus acciones de continuar suministrando armas, inteligencia y logística están convirtiendo el conflicto en "su propia guerra". Esta situación, es precisamente lo que buscan europeos y ucranianos: involucrar completamente a Estados Unidos en el conflicto bajo el liderazgo de Trump.

En contraste con el enfoque occidental, la economía rusa se mantiene resiliente a pesar de las sanciones, eludiéndolas con una estrategia económica eficaz y fortaleciendo sus alianzas con los BRICS y China. En el ámbito político, la diplomacia rusa ha sido extremadamente activa en los últimos tres años, desarrollando lazos con África, Asia, China e India, lo que demuestra que Rusia no se ha centrado únicamente en el conflicto ucraniano.

Por el contrario, los europeos siguen totalmente centrados en el conflicto ucraniano a nivel político y diplomático, lo que los deja "huérfanos" de estrategia y objetivos. Para la política europea, la idea de que Estados Unidos abandone Ucrania resulta "insoportable", revelando su dependencia de la participación estadounidense en el conflicto.

La incomprensión occidental sobre Rusia es una mezcla de deshonestidad e ignorancia. Una encuesta de 2022 en EE. UU. mostró que la mayoría de los republicanos creía que Rusia aún era comunista, más de 30 años después del colapso de la URSS. Esta situación es comparable a la creencia extendida de que Saddam Hussein estuvo involucrado en el 11 de septiembre.

Muchos políticos, a pesar de sus títulos, carecen de una educación real en la comprensión de conflictos. La regla de oro en cualquier crisis es escuchar al adversario y abordar el conflicto con una visión completa, no solo con ideas preconcebidas. Sin embargo, en Europa, "etiquetar a los rusos como comunistas" sigue siendo una práctica común, alimentando una comprensión imaginaria y desactualizada. Los comentaristas en Francia, por ejemplo, confunden a los soviéticos con los rusos. Aunque existen constantes históricas en el arte de la guerra ruso, es crucial aclarar que los rusos distinguen claramente entre lo soviético y lo ruso. En Europa la dimensión antisoviética ha sido convenientemente transformada en antirrusa, como se observa en Ucrania y los países bálticos, quienes incluso ignoran que la tiranía soviética en sus propios países fue ejercida por lituanos, letones y estonios en sus respectivas ramas de la KGB.

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Ilustración 1 Disolución de la Unión Soviética (diciembre 25, 1991)

Esta confusión entre lo "soviético" y lo "ruso" es una deshonestidad intelectual conveniente para Occidente. Al equiparar la Rusia actual con la Unión Soviética, se justifica la reconstrucción de un complejo militar-industrial similar al de la Guerra Fría, creando una amenaza que exige el mismo gasto que en el pasado.

En contraste, los rusos han demostrado ser mucho más analíticos. Comprendieron tempranamente que las relaciones en Europa evolucionarían más allá de la confrontación. El proceso de Helsinki, que llevó a la creación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), fue iniciado por los soviéticos, y hoy, para los rusos, la OSCE sigue siendo el modelo para una arquitectura de seguridad futura basada en la cooperación, no en la confrontación. Este es un concepto que Occidente nunca ha querido entender.

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Ilustración 2 Banderas de la OSCE en Viena

Esta dinámica contribuye a una brecha creciente entre las élites europeas y sus poblaciones. Las élites utilizan narrativas externas, como la amenaza rusa, para desviar las críticas internas y evitar movimientos desestabilizadores. Un problema similar se observa en Estados Unidos, donde el antagonismo entre demócratas y republicanos ha polarizado la escena política, radicalizando a la población y amenazando las democracias. Es lamentable la desaparición del centro político y el aumento de los extremos, lo que dificulta el consenso nacional en temas cruciales.

La situación actual en Ucrania, percibida como cada vez más desesperada, conduce a una espiral creciente de deshonestidad. Se llegan a aceptar sin cuestionamiento alguno, acciones tan repugnantes como los atentados terroristas ucranianos en Rusia.

Todo se basa en la narrativa, no en la realidad de los hechos.

No hay objetivos claros ni definiciones de victoria o derrota, solo "palabras" y "narrativas", lo que impide una estrategia real. Esta tendencia se extiende a otros ámbitos, como las

sanciones económicas, donde se imponen medidas sin comprender sus consecuencias reales, basándose en la creencia errónea de que Rusia es débil y colapsará. Se enfatiza que esta "gasolinera disfrazada de país" (una descripción despectiva de Rusia por parte de John McCain) es, en realidad, mucho más fuerte de lo que Occidente ha evaluado.

El peor error en la guerra es subestimar al enemigo. Al repetir constantemente que Rusia es débil, Occidente ha creado una imagen distorsionada que, irónicamente, sirve para Rusia. En lugar de que Rusia oculte su fuerza, Occidente lo hace por ellos al retratarlos como más débiles de lo que realmente son, tanto militar como económicamente. El ejemplo de las sanciones es claro: líderes como el ministro de Economía francés creyeron que colapsarían Rusia en semanas, pero la economía rusa ha demostrado ser mucho más resiliente.

La paradoja es que Occidente no puede admitir que Rusia abogara por una arquitectura de seguridad inclusiva como la propuesta por la OSCE, ya que esto iría en contra de la narrativa actual. Desde los Acuerdos de Helsinki en 1975 y la Carta de París en 1990, la OSCE fue concebida como la base para una cooperación entre el este y el oeste y una "Europa sin líneas divisorias". Sin embargo, cuando Estados Unidos consideró que la OSCE no se ajustaba a su hegemonía, optó por la expansión de la OTAN.

A pesar de que Rusia (bajo Yeltsin, Putin y Medvédev) intentó repetidamente unirse a la OTAN o proponer nuevas arquitecturas de seguridad paneuropeas, Occidente eligió mantener una política de bloques, expandiendo la alianza militar hacia las fronteras rusas. Esta decisión, como advirtieron figuras como George Kennan, hacía probable un conflicto. La ironía es que, a pesar de encaminarse hacia una colisión, Europa se desmilitarizó en lugar de prepararse para ella.

Actualmente, se observa una escalada en el conflicto OTAN-Rusia. Se mencionan amenazas de ataques directos a Rusia con misiles Taurus por parte de Alemania, la adhesión de Finlandia a la OTAN y la construcción de bases militares estadounidenses en Escandinavia. Mientras estas acciones buscan la logística para un despliegue rápido de tropas, la respuesta rusa (como la reactivación del distrito militar de Leningrado) es tildada de agresiva. Incluso la mayor presencia naval rusa en el Báltico para proteger sus buques comerciales es percibida como agresión.

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Ilustración 3 Misil Taurus de origen alemán

Si se reconociera la competencia y el dilema de seguridad, nada de esto sería una sorpresa. La idea de que más armas equivalen a más seguridad no siempre es cierta. Cabe preguntarse si los europeos han perdido la comprensión de los principios básicos de la seguridad internacional o si hay un esfuerzo deliberado por sabotear las relaciones con Rusia. La desinformación llega a tal punto que generales alemanes, que deberían estar bien informados, presentan la respuesta rusa a la militarización fronteriza como prueba de agresión, en lugar de una reacción previsible.

La incomprensión europea de los principios de la seguridad internacional es producto de la ignorancia o de un sabotaje deliberado de sus relaciones con Rusia, y algunos líderes están tan desconectados de la realidad que están dispuestos a una "aniquilación global", hasta otros como Ursula Von Der Leyen, quien afirmó que Rusia cortó el gas cuando la evidencia mostró todo lo contrario.

Esta distorsión de los hechos se ha convertido en una "prueba de lealtad" en Occidente. Hablar en contra de la narrativa dominante, o simplemente decir que Rusia está ganando, es percibido como defender al Kremlin. Esto suprime el debate honesto y la búsqueda de soluciones reales, ya que se prefiere vivir en una "fantasía" que retrasa las negociaciones y las acciones necesarias para detener el conflicto.

Una derrota en espiral de Ucrania en el campo de batalla genera el peligro de que los europeos tomen medidas extremas para contrarrestar la situación. Esto incluye la retórica sobre el uso de misiles de largo alcance (como los Taurus alemanes) contra territorio ruso, lo cual, podría ser un farol o una escalada peligrosa. La administración Biden mantuvo un enfoque coherente, limitando el uso de misiles de largo alcance a una "caja OPS" en la zona de Járkov, pero sin autorizar ataques profundos en Rusia con tecnología estadounidense, en tanto que en la administración Trump se ha permitido (o inclusive apoyado) un ataque a lo profundo de Rusia, esta retórica extrema de Occidente busca contrarrestar el éxito ruso en el terreno, pero se ve limitada por la falta de recursos necesarios para proporcionar a Ucrania lo que necesita.

A medida que el conflicto avanza, los europeos seguirán recurriendo a la mentira y a medidas más extremas, incluso llegando a "dar la bienvenida a nuevos atentados terroristas en Rusia", con el objetivo principal de debilitar a Rusia y generar una crisis política interna.

Occidente subestima a sus oponentes. A pesar de la narrativa mediática que presenta a los rusos como débiles, los informes más creíbles, incluidos los de Estados Unidos, indican una enorme producción de tanques y vehículos blindados que se están reservando para una futura fuerza de ataque. Hay más honestidad en el lado ucraniano, donde los soldados en el frente desmienten la idea de que los rusos son inútiles o atrasados, advirtiendo que esta desinformación lleva a la masacre de tropas ucranianas por subestimar al enemigo.

No se vislumbra una solución política para el conflicto, y todos se inclinan hacia una solución militar, especialmente los rusos, quienes han perdido la esperanza en un acuerdo político. Un artículo del New York Times reporta la disposición de los soldados rusos a luchar por el éxito de su país, a pesar de no gustarles la guerra.

El análisis de encuestas (del centro Levada en Moscú) muestra un apoyo constante a Vladimir Putin (85-87%) y a la operación militar (75%) desde febrero de 2022. Sin embargo, también revela una mayoría clara (más del 50%) a favor de un proceso negociado, en contraste con un 20% que apoya la continuación de la guerra. Esto indica que la población rusa, aunque apoya al gobierno y la operación, prefiere una solución dialogada al conflicto.

La preferencia rusa siempre ha sido una solución negociada, pero la negativa de Europa y, sobre todo, de Zelenski (quien está impedido institucionalmente por su propio decreto de negociar), obliga a Rusia a buscar una solución militar. Putin ya ha declarado que "los acabarán", lo que sugiere una continuación de las operaciones militares. Se especula que esto podría extenderse a Odesa, privando a Ucrania de su acceso al Mar Negro, lo que haría la situación insostenible y obligaría a Ucrania a negociar.

El objetivo ruso no sería la ocupación total, sino obligar a Ucrania a aceptar un acuerdo negociado, reduciéndola a un "estado residual" como el que Medvédev describió en un mapa.

Lo que está en juego es la supervivencia de Ucrania como Estado, independientemente de sus fronteras. Cuanto más avanza el conflicto, más imperativo es adoptar este tipo de pensamiento para buscar una solución.

Existe una resistencia ucraniana contra el propio gobierno de Kiev, incluso en el oeste del país. Esta resistencia, que ataca vías férreas para interrumpir el suministro de municiones al frente, es un resultado de la discrepancia entre la narrativa oficial y la comprensión de la población, exacerbada por el reclutamiento forzoso. Esta resistencia creciente podría llevar a una mayor inestabilidad y crisis política en el territorio controlado por Kiev, lo que, irónicamente, podría ser amplificado por la decisión rusa de buscar una solución militar.

La discrepancia en el conteo de bajas es alarmante: mientras el gobierno ucraniano reconoce alrededor de 80,000 soldados muertos, organizaciones ucranianas independientes estiman más de 750,000 fallecidos. Esta enorme diferencia es un ejemplo de cómo la falta de una comprensión real de la situación impide una resolución efectiva.

En conclusión, es imposible entender la siguiente paradoja que tienen ante sí los europeos: Rusia es simultáneamente tan débil que Ucrania los va a vencer, pero a su vez es tan fuerte y peligrosa que van a invadir la totalidad de Europa. Estos son indicios cruciales que van más allá de lo que informan los medios occidentales, y que no pueden ser ignorados si se desea comprender la verdadera dinámica del conflicto. Ucrania está en una encrucijada, puede tomar la ruta de la paz, buscando una solución política a través de la diplomacia. O puede, obstinadamente elegir "la solución Europea", es decir persistir en el escalamiento en una guerra de desgaste. Aunque los recientes ataques con drones en el corazón ruso son sin duda un paso en esta segunda opción, Ucrania puede aún aprovechar la ventana de la paz antes que se cierre por completo.

FUENTES

Por qué la economía rusa teme las sanciones secundarias – DW – 05/05/2025

BRICS y la economía rusa

Las mentiras que llevaron a Estados Unidos y a sus aliados a invadir Irak hace 20 años (y cuáles son sus consecuencias hoy en día) - BBC News Mundo

Breaking Down Democracy | Freedom House

Las consecuencias humanas de las sanciones económicas – CEPR

Diseñando la seguridad europea: el Acta Final de Helsinki | OSCE

La OTAN planea quintuplicar la defensa aérea terrestre ante el temor a una agresión rusa - Infobae

Un ejercicio de la OTAN simula una invasión rusa en los Estados fronterizos | Euronews

La OTAN pone a punto la defensa del Mar Báltico ante Rusia con ejercicios de fuego real usando sistemas de misiles HIMARS y MLRS - Infobae

TRANSCEND MEDIA SERVICE » NATO, Germany’s Role and the Russia-Ukraine War



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Rodrigo Bernardo Ortega

Colombiano de los sesentas (1.961), periodista digital independiente, por su formación académica ha adquirido mucha preocupación por el mundo en general, así como por la región de América del Sur y su país en particular. De pensamiento crítico, sus artículos se dirigen a analizar las situaciones políticas, ambientales, deportivas y socioeconómicas. Preocupado por las relaciones de desigualdad en el mundo, busca siempre dar voz a LA OTRA OPINIÓN.\n\nSiempre trata de escribir sus artículos en lenguaje sencillo, dirigidos al gran público, acompañados de imágenes clarificadoras o divertidas, basando la información suministrada en datos confiables que se pueden consultar en fuentes independientes. No suministra mayor información adicional, pues su interés no es publicitar su nombre y ejecutorias, sino SUS IDEAS.

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