Sufragar en un país donde el voto no es obligatorio, con una nación con múltiples problemas, con grave escasez de componentes esenciales para la industria, por no haber dónde comprarlos, con un bloqueo que obliga no solo al ingenio, sino a la búsqueda de piratas en el mar que venden las cosas al doble del precio, de saltar de un país a otro para ver cuál se atreve a desafiar al imperio, para comprarles medicinas y alimentos, es en verdad un reto, es un problema extremadamente difícil.
Eso no oculta los graves problemas internos y las incompetencias de rigor de funcionarios inescrupulosos e incompetentes. Pero no es un juego recibir palos por todos lados y a pesar de ello haber tenido una abstención, que al final fue más o menos igual a la tradicional. Ahora, esperamos que los gobernadores electos, como primera acción, les presenten al Poder Popular proyectos de desarrollo y acepten su participación en la aplicación de ellos.
Y, además, los nuevos y viejos parlamentarios ya tienen un reto, como es debatir la propuesta del propio Nicolás para modificar la Carta Magna. Las propuestas anunciadas por Maduro prometen que el debate será de sumo interés.
Y, por otra parte, mientras un sector de la oposición reconoció su derrota, La Interfecta y su pandilla están desplegando una campaña según la cual es su cuarto triunfo consecutivo toda vez que la abstención fue de 85%.
Es menester hacer aclaratorias importantes. Una de ellas es que, en las elecciones regionales, a lo largo de su historia, la abstención siempre ha sido de más de 40%, incluyendo una oportunidad en la que se llegó a 52%. Pero los resultados del CNE, en este caso, dicen que la participación fue de 55%.
En términos reales quiere decir que no hubo nada nuevo en el panorama, salvo que, a pesar de la crisis, el chavismo sacó 82% de los votos, ganó 23 de los 24 estados y casi todo el Parlamento; aunque los analistas aseguraban que la oposición ganaría algunos estados y mantendría otros. Solo Cojedes se mantiene en manos de Alberto Galíndez, un exadeco que ha saltado de partido en partido para mantener el poder.
Lo cierto es que Maduro tiene todo a su favor, que sumado a los acuerdos con países del Brics, tiene suficiente oxígeno para avanzar, incluyendo la participación del Poder Popular, que es una de sus insistencias.
Rafael Rodríguez Olmos
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