La pedagogía debe ser humanista y liberadora, tenemos dos momentos distintos aunque interrelacionados, el primero, consiste en que el educando va desvelando el mundo de la opresión y se va comprometiendo, en la praxis, con su transformación; y el segundo, en que, una vez transformada la realidad opresora, esta pedagogía deja de ser del educando y pasa a ser la pedagogía de los hombres y las mujeres en un proceso de permanente liberación.
La educación no consiste en una mera transmisión de conocimiento, sino la continua construcción de un mundo común. Por tanto, el conocimiento se construye día a día en las aulas y por medio de la educación tanto formal como no formal.
El método que planteamos es el de concienciar y politizar a la sociedad. Por tanto, la metodología a utilizar en el aula está determinada por el contexto en el que se mueva la sociedad, por lo que no se puede ser rígido ni universal, sino que la educación ha de ir construyéndose por los hombres y la mujeres, y en su calidad de sujetos sean capaces de transformar su realidad.
Lo más importante en el mundo es la alfabetización, ya que a través de ella, el hombre y la mujer podrá llegar hacía su liberación. Como podemos comprobar, la metodología seguida por la pedagogía, está basada en la práctica, sometida al cambio constante, su evolución y la reformulación.
Estas dos ideas están relacionadas, ya que la palabra está compuesta tanto por la acción como por la reflexión, las cuales forman parte del proceso transformador del que es partícipe la escuela. Juntos lograrán que finalmente los hombres y las mujeres actúen en el mundo para humanizarlo, transformarlo y liberarlo.
En conclusión, hay que suprimir una situación cultural dominada por los privilegiados donde el resto de las personas deben limitarse a ser meros espectadores, en la síntesis cultural, donde no existen espectadores, la realidad que debe transformarse para la liberación de los hombres y las mujeres, es la incidencia de la acción de los actores.
Por tanto, tenemos, concientización: Se habla de la conciencia crítica. La educación tradicional llevada hasta ahora ha prolongado la opresión al mantener a las personas como pasivas y conformes. Para superar esto, las personas deben desarrollar una conciencia crítica y capacidad para cambiarla.
Tambien hay que darle importancia al diálogo y a la comunicación horizontal en el ámbito del proceso educativo. Fomenta el enfoque de la educación entre maestro y alumno en una conversación de intercambio y no de transmisión unidireccional. En este punto, los alumnos expresan sus ideas y pensamientos.
Al mismo tiempo la educación debe ser libre, pues se trata de una de las bases de la pedagogía del oprimido ya que se busca liberar a esas personas que están oprimidas. Esto conlleva que el proceso educativo le de la capacidad al alumno de sentir la realidad, cuestionarla y trabajar en ella.
Además de reflexionar sobre la realidad, hay que tomar decisiones para cambiarlas si es necesario como motor en la transformación social.
Hay que censurar la deshumanización causada por la opresión, y fomentar la humanización del proceso educativa. La educación liberadora busca empoderar a las personas oprimidas para que participen en la construcción de un mundo justo e incluyente, al margen del criminal capitalismo salvaje.