- Pero tampoco se puede permitir que las élites sigan despojando al Pueblo –
La Naturaleza tiene recursos para todos.
¿Qué necesitamos para vivir en la Tierra?
Las necesidades básicas del ser humano comienzan por las físicas o animales:
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Antes que nada, el ser humano necesita vida, es decir, un Planeta Tierra con Sol, Ionósfera, capa de ozono, campos magnéticos protectores, gravedad, etc. Todo un sistema hecho para la vida. Sin ello, de nada sirve pensar en nada más.
Afortunadamente, con nuestra tecnología actual no tenemos la capacidad de alterar este aspecto. La Tierra tiene capacidad para albergar una población muchísimo mayor que la actual.
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Podríamos diferenciar de lo anterior el aspecto climático. Necesitamos una biósfera con ciertas características de temperatura y humedad.
En este aspecto hemos alterado en cierta medida el equilibrio, afectando a todas las especies vivas, y entre ellas, a la humana, en forma prácticamente independiente de la clase social a la que pertenezca cada uno.
Por supuesto, también el Sol juega un papel importante en el cambio climático.
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Luego sigue un elemento vital: el aire, y puro, con un componente adecuado de oxígeno (21%). Sin este no hay ser humano que sobreviva unos cuantos minutos.
El aire no es un recurso limitado en cantidad para los seres vivos del planeta, pues se renueva, pero su calidad es crucial. Asombrosamente, por ejemplo, a pesar de lo que hemos hecho, el oxígeno se mantiene en proporción constante.
Al igual que para el punto anterior, estamos incidiendo en la desmejora de este aspecto, también en forma bastante independiente de la clase social.
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Al aire le sigue el agua, tercera gran necesidad, y cuya procura y conservación se hace más importante cada día. Es una misión de la sociedad: que haya agua pura y abundante para todos.
Hay unos 1.359 x 1015 litros de agua (más de mil millones de millones de litros). El 97% corresponde al agua del mar, cerca de 2,25% está congelada en glaciares y capas de hielo polares. Menos del 1% es agua dulce, y buena parte es subterránea.
Afortunadamente no se destruye, se transforma, cambia de estado (y puede contaminarse). El porcentaje de agua dulce va en disminución. El porcentaje de agua no contaminada también disminuye. Dada la privatización del servicio de agua potable, esto afecta más a las clases sociales populares.
Según la FAO, la Tierra tiene suficiente agua dulce renovable para alrededor de 10 mil millones de personas. Además, hay técnicas disponibles para hacer útil aguas del mar y subterránea, entre otras modalidades.
El asunto no es la escasez de agua, sino de agua no contaminada.
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Luego sigue el alimento, que para producir el mayor grado de felicidad, debe ser suficiente y lo más apegado posible a las características de nuestro sistema digestivo.
Cada ser humano requiere en su alimentación 2.000 a 2.500 cal/día y 50 gr. de proteínas. Según la FAO, a nivel mundial la producción mundial de alimentos es entre 2.800 y 3.000 calorías diarias. Por tanto, hay, en promedio, una sobreproducción de más del 12%.
Por supuesto, sabemos que el problema es la distribución: unos pocos tienen acceso a la abundancia; y muchos están subalimentados.
Satisfechas las necesidades vitales (y no pretendemos haberlas cubierto todas), vienen luego otras necesidades físicas también importantes, cuya satisfacción es vital para la felicidad:
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El ser humano requiere de resguardo ante el clima, un lugar donde radicar su vida, una vivienda y vestimenta. Y como afirma el arquitecto Fruto Vivas, debe ser adecuada a nuestro clima y nuestras costumbres.
Con la energía y los materiales disponibles hay para construir viviendas y equipamientos urbanos para toda la población mundial actual y mucho más, siempre que se implementen políticas de sostenibilidad, reciclaje y distribución equitativa.
También importante, continuando con el orden de prioridades, vienen necesidades menos tangibles, que no vamos a detallar, como la motivación sexual, la necesidad de tener protección y resguardo contra daños físicos, enfermedades y desastres económicos, un territorio en el que podamos desarrollar nuestra intimidad, la autoestima, sentirse parte de un grupo y controlar nuestro propio destino.
Por otra parte, para desarrollar nuestra vida social necesitamos:
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Energía. En nuestro planeta, toda las fuentes de energía son primarias (energía nuclear, del vacío, punto cero, etc.) o secundarias, que proviene del Sol (directa o indirectamente).
Un ser humano recolector de hace millones de años requería 2.000 calorías diarias. Un ser humano actual necesita al menos 230.000 calorías al día. Suponiendo que en un futuro se requiera un millón de veces más energía por persona, el Sol daría para una población 200 veces la actual, sin contar con el uso de las energías primarias, que son mucho más vastas.
La distribución es, como en los demás casos, la traba. Un 30% de la población mundial (industrializado) consume 80% de la energía del mundo.
Y el uso de tecnologías lim pias, que las hay disponibles cada vez en mayor proporción.
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Recursos materiales. El mundo cuenta con recursos suficientes para satisfacer las necesidades de vivienda y servicios estructurales de la población actual y futura, pero esto depende de cómo se gestionen y distribuyan dichos recursos. Según estimaciones de organizaciones como la ONU y el Banco Mundial, los materiales como piedra, arena y hierro son abundantes, pero su extracción y uso deben ser sostenibles para evitar impactos ambientales graves.
En conclusión sobre los recursos disponibles, energía y materia, en el planeta Tierra, tenemos suficiente para albergar una población mucho mayor a la actual, dependiendo de cómo se distribuyan. No hay escasez. Lo que hay es mala distribución, por una parte, y un uso no sustentable (a un ritmo superior al que soporta la Naturaleza).
Con la prosperidad, cuando hay distribución justa, la tasa de crecimiento poblacional tendería a estabilizarse. Si no buscamos la estabilidad por la vía de la equidad y de la sustentabilidad con la Naturaleza, ésta lo hará por sus propios medios, a costa de nosotros.
A esto hay que agregar que cada día más, la proporción de los bienes y servicios intangibles, que requieren muchos menos recursos y energía para producirlos, es mayor.
Pero, ¿qué necesita la Tierra?
Si bien la Tierra tiene la capacidad de suministrar toda esa energía y todos esos recursos, ella tiene una capacidad limitada de reciclaje.
Somos seres de la Naturaleza, parte de la biodiversidad. Nuestros procesos productivos y de consumo deben respetar eso. Es necesario hacer la producción de carácter circular, como la Naturaleza, e internalizar la producción.
Hay recursos y energía suficientes, pero su uso deben respetar los ciclos y flujos de la Naturaleza, debe ser sustentable. Además de los ciclos astronómicos y de geosistema, están los ciclos atmosféricos, los del agua, del carbono, del oxígeno, del nitrógeno, del fósforo, del azufre, etc… que establecen limitaciones.
Entonces, ¿Cuál es el problema?
Como hemos señalado, el problema no es la escasez de energía, ni de recursos materiales. Tal vez no sea "abundancia" la palabra correcta para expresar lo que nos da la Naturaleza, ya que esta palabra suele asociarse con derroche, más de lo realmente necesario. El término correcto podría ser "PLENITUD", como lo expresan algunos propulsores del Paradigma Comunitario ("Vivir Bien", "Buen Vivir").
El problema es dual:
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Una distribución inequitativa. Vemos un mundo de escasez, que nos empuja a competir, a temer ser atacados y atacar.
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Tecnologías no sustentables. No se da el paso al cambio tecnológico por la inercia del sistema socioeconómico imperante, atado exclusivamente al lucro, y lucro a corto plazo.
Por tanto, ¿qué hacer?
He aquí algunos principios con los que estoy de acuerdo que deberemos considerar para vivir en plenitud:
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Auto contención o autolimitación. Establecer un nuevo contrato social, y una nueva forma de producir y de consumir, ya que no es posible el crecimiento material indefinido: un desarrollo humano sin crecimiento (cuantitativo), o con menos crecimiento, para no superar los límites de la sustentabilidad de los recursos naturales, preservando al mismo tiempo, todo lo posible, la libertad de opción.
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Precaución. Se requiere conocer, estudiar, formarse, capacitarse, prepararse. Debemos reflexionar sobre la disponibilidad / sobre-explotación / circularización de recursos naturales y cómo nuestra calidad de vida está sustancialmente mermando.
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Interculturalidad. Apostar por la cultura de la vida, la coexistencia pacífica.
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Eco-ética. Debemos hacer todo el esfuerzo que sea necesario para entender, ubicarnos y revisar nuestras bases éticas y morales.
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Igualdad social.
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Participación.
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Regla de ecología: sobrevivir es más importante que vivir mejor;
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Regla de solución de problemas: prohibido un desarrollo científico y tecnológico que cree más problemas que soluciones;
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Regla de aportación de pruebas: en todo nuevo producto que se lanza al consumo, corresponde a la industria probar que no causará daños sociales y ecológicos, y que se han internalizado todos los costos;
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Regla del bien común: el interés colectivo prevalece sobre el del individuo y el de la humanidad sobre el de un país;
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Regla de reversibilidad: los procesos reversibles deben prevalecer sobre los irreversibles.
Si no hay escasez, ¿cuál es el problema?
En nuestro mundo occidentalizado priva el paradigma de la escasez, nos han hecho pensar que no hay para todos. Esto tiene dos implicaciones: 1) que para tener algo hay que quitárselo a otro, y 2) que se tenga miedo de perder lo que se tiene. Todo esto, a su vez trae la competencia y el ataque al otro.
Con este paradigma de la escasez nos manipulan.
Es necesario el cambio de este paradigma:
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En un mundo regido por la sustentabilidad, en la armonía con la Naturaleza, no hay escasez (como hemos dicho, ni escasez, ni "abundancia": plenitud), no es necesario competir, no hay razón para el miedo, no se precisa el ataque. Es necesario circularizar la economía, internalizar los costos.
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El que más tiene, tiene responsabilidad social creciente.
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La Renta Única Universal es un elemento complementario muy importante. Garantiza a todos el acceso a los bienes y servicios fundamentales, por el solo hecho de existir, de "ser", es un asunto relacionado con la dignidad humana. Además, libera al ser humano de toda manipulación de quienes se aprovechan del "ejército de reserva de mano de obra" con fines económicos, culturales e incluso militares (o paramilitares).
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Por supuesto, el cambio del concepto de "progreso" y de "desarrollo". Los organismos internacionales que están bajo la ONU se basan en estos obsoletos paradigmas.
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El cambio social se puede construir democratizando las oportunidades, sin quitar, ni expropiar, salvo los casos estrictamente necesarios. Si se democratiza la educación y el acceso a las finanzas, a las tecnologías, a la educación, no es necesario apropiarse de las fuerzas productivas existentes, basta con desarrollar fuerzas productivas sociales sustentables.
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Para hacer todo esto factible, más allá de la utopía, se requiere gobernanza mundial. Por supuesto que bajo un sistema de la ONU es imposible, esta no tiene capacidad de tomar decisiones, es un simple "acuerdo" de estados "soberanos". Se requiere un sistema democrático que sustituya a la ONU: un Parlamento Mundial, de naciones y pueblos, democrático, federado, sin vetos, que tome decisiones vinculantes, con los principios arriba enumerados.
La Constitución Mundial para la Federación de la Tierra es la herramienta idónea para lograr eso.